Se piensa que la espiritualidad es un logro difícil. No es ninguna de las dos cosas: es decir, no es ni difícil ni un logro. Seas lo que seas, ya eres espiritual. No hay que añadir nada nuevo a tu ser, y no hay que desechar nada de tu ser; eres lo más perfecto posible.
La persona es como la ropa. Tu cuerpo está aquí, oculto en la ropa; de igual manera, tu espiritualidad está aquí, oculta en cierta ropa. Estas ropas son tu personalidad. Puedes estar desnudo aquí y ahora, y de la misma manera puedes estar desnudo también en tu espiritualidad. Pero no sabes lo que son las ropas. No sabes cómo estás escondido en ellas; no sabes cómo estar desnudo.
Es lo mismo con la espiritualidad: es un tesoro oculto. No hay que lograr nada en algún momento futuro. Aún no lo has reconocido, pero ya está en ti. Tú eres el tesoro, pero sigues mendigando.
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