El
ídolo prehispánico de Tara se ha confirmado como un icono de identidad
de todos los canarios. No es más que una pequeña estatuilla de barro de
27 centímetros de altura, pero en torno a sí aglutina sentimientos de
identidad muy fuertes que emanan de gran parte de la sociedad canaria.
El ídolo de Tara, una pequeña terracota
identificada con el culto a la fertilidad de los antiguos pobladores de
Gran Canaria, descansa en una vitrina del Museo Canario de Las Palmas
de Gran Canaria. Allí, en su encierro de cristal, nos habla de un pueblo
orgulloso e independiente que forjó el carácter de los actuales
pobladores de la antigua Tamarán. Ahora, vencidas ya las barreras del
mar, la pequeña estatuilla se ha convertido en todo un icono del pueblo
canario.
Se trata de una escultura femenina en postura sedente
(sentada) y rasgos esquemáticos que representa a la fecundidad. Uno de
los rasgos característicos de esta figura es la exageración de muslos y
antebrazos y la cuidada manufactura de la pieza, que presenta un
exhaustivo bruñido (pulido mediante el frotamiento de callaos de playa) y
restos de pintura en el 90 por ciento de su superficie. Aunque nos ha
llegado en muy buen estado, el ídolo de Tara ha perdido sus brazos y se
cree que sus manos descansaban sobre los muslos. Aunque el grado de
esquematismo es grande, el artista se permitió algunos rasgos realistas
que imprimen personalidad a la pieza. Lo primero que llama la atención
es la cara. El alfarero modeló una pequeña cabeza hueca en la que
insinuó los rasgos faciales mediante pequeñas incisiones. Otra licencia
de representación figurativa es el ombligo que adorna el vientre de la
figura, a la que se le seccionó de manera deliberada la parte que
corresponde a las nalgas.
Desde siempre, se ha identificado a
la figura como un hallazgo encontrado en el poblado prehispánico de
Tara (Telde – Gran Canaria), pero según indica el Museo Canario, la
procedencia del principal icono del centro museístico grancanario no
está claro y su etiqueta sólo indica que su localización es la isla de
Gran Canaria. Un catálogo de terracotas prehispánicas de Gran Canaria
editado en el 2000 por el centro museístico asegura que el nombre más
apropiado para esta pieza es el de ‘ídolo de Chil’, ya que fue donado al
Museo Canario por el Dr. Chil y Naranjo.
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