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Todos
hemos experimentado puntos de giro en nuestras vidas, aunque algunos
más memorables que otros. En el verano de 1969 experimenté dos puntos de
giro que cambiaron mi vida, y ambos ocurrieron en menos de un mes de
diferencia entre sí. Estaba de vacaciones escolares ese verano
trabajando en un rancho en el sur de Missouri. La temperatura cercana a
los 100 grados F, combinada con una humedad cercana al 100% típica de
esa época del año en la región garantizaba que cualquier actividad al
aire libre fuese una experiencia deplorable. Esto era así especialmente
dado mi tarea de lanzar fardos de heno sobre la parte trasera de un
camión en lento movimiento.
Al caminar al lado del vehículo tenía
que cargar cada fardo de 60 libras desde el suelo y catapultearla al
camión a medida que el camión avanzaba a la próxima paca, donde mis
compañeros y yo repetíamos la secuencia. Esto tomaba horas. Esperaba la
comida cada tarde no solamente para encontrar alivio del polvo, los
insectos, la humedad y el calor sino también porque era la única
oportunidad para ver las noticias en la TV y conectarme con el resto del
mundo.
* Punto de Giro 1: A la Luna
Había un pequeño
televisor en blanco y negro en el comedor donde todos en el rancho se
reunían para las comidas. La TV estaba en una esquina de la habitación y
el volumen estaba tan bajo que solamente podíamos imaginar lo que
decían las imágenes. Una noche sin embargo eso cambió. Al hacer silencio
en la mesa para la oración antes de comer, las palabras que venían de
la TV eran precisas “ese es un pequeño paso para un hombre, un salto
gigantesco para la humanidad”, decía la voz. 1[i]
Sentí la ola de
dos realidades muy diferente pulsando a lo largo de mi cuerpo mientras
escuchaba – una del mundo que nos separaba entre sí antes del anuncio y
una del mundo donde esa separación desapareció, aunque brevemente,
después. Las palabras eran de Neil Armstrong y su voz viajaba desde la
escala de una frágil nave espacial en la superficie de otro mundo, a
través del espacio a las cadenas de televisión alrededor de la tierra y
al pequeño TV delante de mí.
El primero humano justo había
pisado la luna y a través de la grabación yo estaba reviviendo el
momento en que ocurrió. Ese fue el momento en el cual la visión
colectiva de sí misma de la humanidad desde incontables generaciones
pasadas abrió paso a una visión nueva y expandida de esperanza y
posibilidad. Me cambió para siempre. Cambió la forma en que sentía al
mundo. Cambio la forma en que me sentía respecto a la gente en el mundo.
En
ese día éramos una familia global más allá de Norte y Sud Americanos,
Europeos, Asiáticos, Australianos y Africanos. En ese momento éramos
seres humanos y justo habíamos logrado algo que hasta ese día era
solamente tema de sueños. De pronto era real. Estábamos en la luna y lo
sentía en mi cuerpo. Ese momento fue un punto de giro para mí y lo
recuerdo vívidamente.
* Punto de Giro 2: Tres Días de Paz
Justo
cuando pensaba que no podía recuperarme del asombro que recién había
experimentado, pasó lo impensable. Las estaciones de TV que habían
estado mostrando las imágenes de Neil Armstrong en la luna hacía pocas
semanas antes, ahora transmitían otra historia que todo el mundo miraba
también. Al aumentar el volumen del TV, quedaba claro que la historia
tenía la atención de los trabajadores cansados junto conmigo en la mesa
del comedor. En un giro del destino que no podía haberse orquestado
mejor a nivel utópico, la televisión mostraba unos 500,000 jóvenes
viviendo juntos en el Festival Musical Woodstuck en Nueva York. Y estaba
sucediendo todo durante el mismo verano que el aterrizaje en la luna!
Cuáles son las posibilidades? Pensaba, reflexionando sobre la ironía.
El
poder y el sincronismo de lo que yo estaba viendo en la televisión era
surreal y profundamente conmovedor. Las noticias describían cómo 50,000
personas o más anticipadas originalmente por los organizadores del
festival se habían convertido de pronto en medio millón! La conclusión
fue que las instalaciones ya no podían manejar el gran número de
personas de forma segura. Los organizadores hicieron lo único posible:
declararon al festival como un evento gratuito y entonces hicieron lo
mejor que pudieron para proveer alimentos, agua y servicios médicos y
sanitarios a la audiencia empapada en agua que convirtió a la Autopista
del Estado de Nueva York en un área de parqueo virtual como vía de
acceso!.
Aunque se sabía que el aterrizaje en la luna y una
reunión de tantas personas era posible, el factor de desconocimiento
radicaba en cómo iban a terminar tales eventos. El hecho de que
Woodstuck terminó siendo la reunión más grande y pacífica de su tipo en
la historia moderna fue un momento que alteró el paradigma en las mentes
de la gente en todo el mundo. Con tanta gente joven reunida en un área
tan pequeña con tan poca supervisión con un telón de fondo de emociones
avivadas debido a la guerra de Vietnam, era creencia general que el caos
convertiría el evento en un desastre peligroso. Pero lo que sucedió ese
fin de semana les mostró a los norteamericanos que sus temores eran
infundados.
Durante los tres días (que se convirtieron en
cuatro) de música, nudismo, sexo, drogas, lluvia y lodo, la realidad del
festival se convirtió en el tema de una generación: paz y amor. El
hecho que los humanos fuesen a la luna, caminaran sobre su superficie y
regresaran salvos alteró el paradigma que sostenía la visión de la
humanidad circunscrita a este mundo solamente. Que este evento ocurriera
durante el mismo verano que Woodstock fue un hecho relevante que las
futuras generaciones estudiarían y apreciarían. En el transcurso de unas
pocas semana nos mostramos a nosotros mismos que tenemos la tecnología
para visitar otros mundos y la sabiduría de vivir pacíficamente en este
sin necesidad de aplicar la ley o que una autoridad nos obligara a
hacerlo.
A pesar de la diferencia entre ambos eventos, tanto
Woodstock como el aterrizaje en la luna probaron ser puntos de giro en
mi vida así como en la vida de muchas personas. Y aunque sabemos que
millones vieron en la TV como ambos eventos ocurrían, yo solamente puedo
describir la razón por la cual ellos cambiaron mi vida. Ambos
escenarios desafiaron el pensamiento, las ideas y creencias existentes
antes de que ocurrieran. Y ambos escenarios me mostraron lo qué era
posible.
Sea que un punto de giro sea espontáneo o intencional,
la clave para aprovecharlo es entender que una vez que este ocurre,
abre la puerta a posibilidades y resultados totalmente nuevos. A la luz
del tipo y número de crisis que enfrentamos en nuestras vidas hoy, puede
ser que nuestra habilidad para reconocer puntos de giro críticos, o
para crearlos cuando se necesiten, se convierta en la clave para
transformar nuestras vidas.
por Gregg Braden
Traducción: Fara González
Difusión: El Manantial del Caduceo
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