Wake Up (Despierta) llega a través de Thich Nhat Hanh, uno de los maestros budistas más conocidos y uno de los principales responsables de que este tipo de meditación se extienda.
Para que la angustia, la duda o el estrés no se instalen en nosotros, Wake Up propone instalarse completamente en el momento presente.
El primer paso es prestar atención a los quehaceres cotidianos, como lavarse los dientes, fregar los platos o comer.
Esta última actividad se presta especialmente, porque
es muy común engullir la comida, o que se convierta en un estorbo que
hay que quitarse de en medio a toda prisa para pasar a cosas más
importantes.
Por eso, los integrantes de Wake Up llevan consigo kilos de
mandarinas que reparten entre los participantes para enseñarles a
conectar más profundamente con el alimento:
primero se contempla y se toca, para apreciar la textura; luego se pela lentamente; después se huele y, finalmente, se degusta.
De esta forma, no solo nos hacemos más conscientes de los nutrientes,
también tenemos tiempo para observar algunos hábitos: ¿Ponemos demasiada
comida en el plato? ¿Usamos la comida para alimentarnos o para huir de
nuestras emociones?
¿Qué quiere decir esto? Que lo más importante sobre la plena conciencia es que tiene que ser experimentada. “Pueden hablarte de ella, pero solo verás su poder real de transformación cuando seas capaz de practicarla por ti mismo”.
Este es sólo un ejemplo de nuestra dificultad para usar los sentidos con plenitud. Estar presente en el cuerpo y concentrado en el ahora nunca fue tan difícil.
Incluso algo tan sencillo como contar del 1 al 10 sin que la mente se
vaya por otros derroteros es complicado, acostumbrada como está la
mayoría de la población a distraerse constantemente.
Junto a la meditación de la mandarina, se puede practicar la relajación
profunda, tumbados en el suelo; la meditación sentados o caminando,
sincronizando cada paso con la respiración. Son herramientas para
generar energía de plena conciencia. “Es una forma de conectar con lo que está ocurriendo aquí y ahora, de estar en mi cuerpo en cada momento".
En ese pararse y frenar, podemos ver la raíz de las emociones, cómo es
la mente la que crea todas las cosas que pasan en mi vida”.
“En un momento de confusión, como el que viven muchas personas ahora, es
necesario dar un gran paso atrás y tomar perspectiva”. “La pregunta
fundamental es ¿Cómo puedo ayudar? A nosotros mismos, primero, y a los
demás, después”.
Esto no quiere decir que tengamos que estar todo el día dando saltos de felicidad, sino, más bien, aprender a generar alegría y felicidad a la gente que está cerca de ti.
Observa a tu familia, a tus amigos, ¿Están felices? ¿Estás procurando felicidad?
Vivimos en una sociedad sobrecargada de egoismo, en un contexto social y
político muy complicado. Cualquier práctica que nos acerque a la
atención plena, nos aporta una vida saludable, compasiva y comprometida
con nuestra vida.
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