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Dice la leyenda que, el Príncipe Shidartha, tras haber llegado a la Iluminación;
al estado de Bhuda,en una de sus peregrinaciones por La India para enseñar, llegó a un bosque, y al ir paseando por él encontró a un asceta, que vivía en la más terrible indigencia para hacer méritos, y que al verle se arrodilló y le suplicó que le contestasea una pregunta.
"Por favor Señor, decidme cuantas vidas habré de soportar aún para llegar a la Iluminación".
El Bhuda se quedó pensativo un momento, y le contestó:
"Te quedan tres vidas más, antes de liberarte".
El asceta rompió a llorar con desconsuelo diciendo:
"¡Oh Señor, qué dolor, todavía tengo que venir tres veces más a este terrible mundo...!"
El Bhuda se entristeció al oirle decir esto, y siguió su paseo por el bosque.
En lo más profundo de la floresta, encontró un claro entre los árboles, bañado por el sol, donde bailaba un jóven, y tan absorto estaba en su alegre baile, que ni siquiera vió al Bhuda. Este, sonriendo se le acercó, y le preguntó:
"Dime alegre muchacho, ¿No te gustaría saber cuantas vidas te quedan para iluminarte?
Y el jóven, sin dejar de bailar, le contestó:
"Bueno, si Tú lo sabes, dímelo".
El Bhuda le dijo que aún le quedaban ¡Mil Vidas! para liberarse.
Entonces el muchacho se puso a bailar todavía más contento, y dando vueltas sin parar decía:
"¡Mil vidas, qué maravilla, poder estar tantas veces aún en este precioso mundo!"
Entonces, El Bhuda le dijo: "En este mismo instante, acabas de llegar a la Iluminación, por agradecer y apreciar el Dón de la Vida, y la Belleza del mundo, y ser felíz en él."
El jóven entonces miró al Bhuda, y arrodillándose le reconoció como Su Maestro, y le siguió y, adonde fuera que marchase, para hacer el Camino, y ayudar a despertar a todo el mundo, y encaminarles por La Senda Divina.
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