La magia individual creadora de la civilización
La
comprensión de todo cuanto acabamos de decir nos llevará sin duda a la
conclusión de que todo cuanto sucede en el orden social cualificando un
ambiente, caracterizando una cultura o determinando cualquier tipo de
civilización es técnicamente Magia, es decir, la capacidad de utilizar
consciente o inconscientemente, correcta o incorrectamente, las fuerzas
etéricas que pueblan el espacio, esotéricamente llamadas “dévicas”, las
cuales son los agentes invisibles de la Divinidad para crear todas las
formas imaginables en el orden evolutivo de la Naturaleza, creando los
vehículos expresivos para cada una de las especies vivientes en no
importa qué Plano, Reino o Raza dentro de nuestro Sistema Solar.
Así,
el término Magia tiene para el esoterista un valor eminentemente
científico y total ya que aprecia en la Vida de la Divinidad una
extraordinaria capacidad de Síntesis, la cual descompuesta en el orden
trino de Intención, Idea y Forma constituye la base de la Creación
universal.
El ser humano se limita a “reproducir” en su pequeña
vida tales actividades. El desarrollo de sus vehículos superiores de
conciencia, el mental, el búdico y el átmico, que como ustedes saben,
constituyen la Tríada espiritual o Vehículo de la Mónada, le capacita
para utilizar los altos secretos de la Magia mediante la alta Alquimia
de transmutación a la cual sujeta sus vehículos o cuerpos inferiores y
tal transmutación origina una modificación sensible en el orden social,
hasta el punto de crear las estructuras de una nueva ciencia, una nueva
cultura o una más esplendente civilización.
Tal es el punto que
más atentamente deberemos analizar desde el ángulo de vista esotérico de
la Magia organizada en nuestro mundo, ya que la comprensión del
principio creador actuante y el inteligente examen de las dificultades
que deben ser vencidas para borrar de la conciencia de la humanidad las
huellas de un pasado tradicional, gastado o marchito que cristalizan la
obra cíclica de las edades, podrá determinar con el tiempo y el recto
ejercicio de la razón una potente CATARSIS colectiva que afectará a
todos los niveles de conciencia de la humanidad y producirá un nuevo
orden social y las bases culturales que el nuevo tipo de civilización
exija.
Bien, creo que esto lo sabemos todos siquiera en forma
intelectual, pero lo que mayormente interesa ahora es aceptar el reto de
los hechos que sin cesar se están produciendo y originan las
situaciones ambientales y actualizar mentalmente una nueva capacidad
creadora capaz de “remover positivamente los éteres” y atraer a las
áreas etéricas de la Tierra la mayor cantidad posible de “devas solares”
ya que son éstos, en definitiva, los que posibilitarán las actividades
superiores de la conciencia y obligarán, por efecto de ello a retroceder
a las fuerzas lunares o inferiores que se agitan en los más bajos y
densos estratos psíquicos de nuestro mundo.
Es a esta superior
condición mental y psíquica y a la actividad de transmutación que la
misma imprime a los éteres condensadores de la sustancia material de los
planos inferiores de la Naturaleza, a la que debe aspirar
constantemente el investigador esotérico, siendo la meta de la misma la
coordinación inteligente de todos los estados de conciencia de la
humanidad visando el bien del conjunto y la estructuración del orden
social justo y armoniosamente retributivo que los nuevos tiempos exigen.
¿Podremos llegar a admitir que el estudio esotérico es una
investigación serena y profunda de las leyes mágicas que rigen el
Universo y que los seres humanos deberán llegar a manejar un día sabia y
conscientemente dichas leyes para colaborar en la Obra de perfección
universal? En todo caso las ideas expuestas durante el curso de esta
conversación de hoy constituyen, o deberían constituir al menos, un
formidable reto a nuestra condición de investigadores esotéricos y a
nuestra capacidad humana de Ser y de Realizar, las dos grandes opciones
universales a las que podemos acceder en virtud de las leyes eternas de
semejanza que unifican permanentemente nuestras vidas con la Vida
infinita de Dios, el Creador.
Pregunta: ¿Tienen alguna
relación las fuerzas solares y lunares que usted ha citado con los
Ángeles a los que se refieren las religiones tradicionales?
Respuesta:
Sí, existe una relación completa y absoluta. En nuestra conversación de
hoy acerca de la Magia individual, hemos intentado darles a estas
fuerzas vivas de la Naturaleza un carácter rigurosamente científico, más
que tradicional o místico. Desde el ángulo esotérico los Ángeles son
considerados en la totalidad de sus incontables jerarquías como “los
agentes creadores de la Naturaleza”, los verdaderos artífices de la
Magia organizada del Universo, es decir, los componentes misteriosos del
aspecto Espíritu Santo de la Divinidad, el de la Actividad Creadora e
Inteligente. Es solamente cuestión de asignarles a tales fuerzas el
carácter científico de “ENERGÍA” si queremos llegar a comprender las
bases estructurales donde se apoyan los Planos del Universo y la
totalidad de las formas, objetivas y subjetivas que en aquellos viven,
se mueven y tienen su razón de ser.
Pregunta: Mi dificultad
reside en comprender cómo un ángel o un deva, de la naturaleza que sea,
puede crear un ambiente social. ¿Podría usted ser más explícito al
respecto?
Respuesta: Trataré de serlo. Pero, ante todo deberemos
intentar comprender qué es lo que se oculta tras el velo de las ideas
que bajo la descripción de “formas objetivas” y “formas subjetivas” han
constituido una parte muy importante de nuestra conversación. El secreto
de la Magia se halla en el centro cualificador de tales formas y es
allí también, en aquel centro, en donde podemos situar de acuerdo con
nuestras investigaciones esotéricas a las fuerzas invisibles
constructoras de las formas estructurales de la Naturaleza.
Deberá
imaginarse un punto de paso o un camino en el éter que aclare el
sentido de la construcción geométrica de las formas y desde el cual
pueda verse que todo cuanto existe, así en lo objetivo como en -lo
subjetivo, no es ni más ni menos que un proceso de “sustanciación de las
energías que cualifican el éter”, con lo cual nos introducimos ya de
hecho en el misterio de la actividad de los devas, o las fuerzas
creadoras de la Naturaleza. Si todo es éter en el Universo, expresado
bajo todas las posibles densidades, deberemos aceptar -hipotéticamente
al menos- que hay unos factores o unos elementos invisibles que
participan de las cualidades del éter y hacen posible este proceso de
sustanciación que da vida y consistencia a todas las formas existentes,
así objetivas como subjetivas. La base de la Magia creadora reside
precisamente en este proceso de sustanciación o de materialización de
las energías subjetivas, tales como las de la voluntad o de la idea y
las hacen objetivas en determinado nivel, mental, emocional o físico, es
decir, dotándolas de un cuerpo, de una forma o de un vehículo más o
menos denso de manifestación.
Respuesta: Hay que matizar mucho
esta idea por cuanto, y siempre de acuerdo con el sentido de la Magia,
lo que define la actividad de las fuerzas solares o lunares no es
básicamente “la densidad del éter” utilizado en la construcción de
determinada forma, sino la intención subjetiva que se halla en su base.
No podemos decir que sean los Magos negros los que hallan implicados en
la creación del Reino mineral, en virtud de la extrema densidad de éste.
Hablamos técnicamente de la Magia en el orden estrictamente humano, es
decir, en el de sus relaciones sociales o actividades psicológicas en
los niveles mentales o psíquicos. Hay una Ley en el Universo que fue
captada por los grandes Iniciados del pasado, que la tradición esotérica
ha resumido así: “La Energía sigue al Pensamiento”. Este axioma oculto
intenta explicar que las fuerzas lunares o las solares son unas energías
que se expresan de acuerdo con la intensidad y cualidad de los
pensamientos de los hombres. Buenas ideas deberán atraer así lógicamente
“fuerzas solares”; malas ideas invocarán, por el contrario, a estas
fuerzas que esotéricamente definimos como “lunares”.
Pero, aun
dentro de este sentido genérico ordenador del trabajo dévico por darles
formas objetivas o ambientales a tales ideas, deberemos establecer una
gran diferenciación en orden a sus densidades, incluso entre las buenas
ideas, las cuales pueden ser excelentes, correctas y hasta sublimes, o
entre las propias que hemos considerado como malas, cuyo grado de
densidad dependerá de si las intenciones son pérfidas, egoístas o llegar
a extremos de crueldad, siempre de acuerdo con sus repercusiones en el
orden social.
Pregunta: Asistí a su conferencia del pasado mes y
he comprendido mejor a través de su conversación de hoy lo que hay que
entender técnicamente por Magia. Pero, ¿aceptarán (CE-42) los hombres de
ciencia esta idea como base de sus futuras investigaciones?
Respuesta:
Tal como dije al término de mi disertación, el tecnicismo de la Magia
organizada es el supremo impulso de la evolución social. No sé como
responderán los científicos al desafío de esta idea. Lo que sí sé
perfectamente es que en la soledad de sus laboratorios y durante el
curso de todas sus investigaciones están produciendo incesantemente
Magia, por cuanto Magia es una expresión objetiva de las verdades
ocultas de la Naturaleza. Los hombres de ciencia, por la índole de sus
investigaciones, se ven obligados a comprobar, objetivizar y concretar
constantemente las verdades ocultas que se hallan presentes en el éter y
tratan de revelarse.
El problema no es del científico ya que
éste, sin darse cuenta y por la cualidad de sus investigaciones y campo
de estudio, está invocando constantemente “fuerzas dévicas”, sino más
bien del místico o del hombre profundamente religioso que sólo es capaz
de imaginar “ángeles o devas” en el interior de las iglesias o de los
lugares de culto espiritual.
El día que el ser humano comprenda
que las fuerzas misteriosas del éter o los constructores invisibles del
Cosmos se hallan por doquier y no confinados únicamente en los estrechos
límites de una religión determinada, el mundo habrá dado un gigantesco
paso y determinará que la Ciencia y la Religión plenamente
complementadas y armonizadas establezcan conjuntamente las bases de un
nuevo y más correcto orden social.
Vicente Beltrán Anglada
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