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EL HOMBRE DE CONOCIMIENTO
1. El Conocimiento
2. El Camino del Conocimiento
3. Camino con corazón
4. Los cuatro enemigos del Hombre de Conocimiento
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"Ser
Hombre de Conocimiento no es un fin, es un proceso. Uno no es nunca en
realidad un Hombre de Conocimiento. Más bien, uno se hace Hombre de
Conocimiento por instantes muy cortos. Un Hombre de Conocimiento es
alguien que ha seguido de verdad las penurias de aprender. Un hombre
que, sin apuro, sin vacilación ha ido lo más lejos que puede en
desenredar los secretos del poder y del Conocimiento. Un hombre va al
saber como a la guerra: bien despierto, con miedo; con respeto y con
absoluta confianza. Ir en cualquier otra forma al saber o a la guerra
es un error, y quien lo comete vivirá para lamentar sus pasos. El miedo
es el primer enemigo natural que un hombre debe derrotar en el camino
del saber.
Lo malo de
hacer preguntas es que lo que queremos averiguar nunca se revela cuando
uno lo pide. Podemos saber sin palabras o incluso sin pensamientos. El
conocimiento y el lenguaje son cosas separadas. No estamos acostumbrados
a esta clase de vida; por eso las señales se nos escapan.
El
hombre se ocupa demasiado de si mismo. Ese es el problema. Y eso
produce una tremenda fatiga. Uno ha de buscar y ver las maravillas que
le rodean. Caso contrario se cansara de mirarse a si mismo, y el
cansancio le hará sordo y ciego a todo lo demás."
El ego nos ha vuelto mecánicos. Las reacciones ante las impresiones que
nos llegan, son totalmente mecánicas, porque así es como estamos
"programados". Somos criaturas cargadas de hábitos y rutinas. Asimismo
nuestro entorno social nos hace creer que somos libres, si bien en
realidad no lo somos tanto, porque pocas veces podemos decidir por
nuestra cuenta.
Hay demasiados elementos dentro de nuestra psicología que condicionan
nuestra conducta; demasiadas ideas preconcebidas enquistadas dentro de
nosotros, acerca de lo que nos rodea, de lo que somos, de lo que nos
gustaría ser; y eso nos impide ver la realidad y expresarnos de manera
natural.
No es muy difícil darse cuenta de ello por uno mismo; basta con
auto-observarse un poco durante el día, para estudiar las reacciones
que tenemos. Podremos ver entonces, que en la mayoría de situaciones,
aunque aparentemente parece que escogemos libremente el actuar de una
forma u otra, veremos que hay algo dentro de nosotros que condiciona
nuestros actos. Si nos fijamos veremos que no siempre hacemos ni
pensamos lo que queremos.
Esta es la manera como vivimos; como vive el Hombre Común; como una
marioneta gobernada por toda esa carga que llevamos en nuestro
interior, es decir por el Ego, que se constituye de nuestros miedos,
culpabilidades, codicia, ira, envidia, orgullo, lujuria, etc. ... e
innumerables defectos más que tienen atrapada a nuestra esencia más
pura, la Conciencia.
Todo eso conlleva muchas tensiones, sufrimientos, incongruencias
internas. A menudo nos encontramos que estamos haciendo algo, pero
entonces entra la mente y nos dice que deberíamos estar haciendo otra
cosa y mientras, el cuerpo está deseando hacer otra distinta. Al final
el desgaste energético es enorme.
Podremos darnos cuenta de que no hay una uniformidad absoluta dentro de nosotros, un equilibrio, una autoridad interna.
¿Porque
no podemos dejar de pensar? ¿Por qué no somos coherentes, y ahora
pensamos una cosa y a los cinco minutos lo vemos de forma distinta? Pues
porque en realidad, no somos una unidad. Hay miles de elementos en
nuestro interior, que piensan, sienten y actúan por nosotros.
Pero existe la posibilidad de cambiar. Se puede dejar de transitar por
la vida con la conciencia dormida; se puede dejar de ser un hombre
común para convertirse en Hombre de Conocimiento.
El Hombre de Conocimiento es aquel que un buen día, oyó a su Conciencia
que le susurraba a su corazón que había cosas que no encajaban con la
descripción que tenía del mundo. Es aquel que al darse cuenta de que
vivía experiencias que no eran compatibles con su "programa
psicológico", empezó a plantearse si existirían respuestas para tantos
misterios.
Entonces empezó a buscar esas respuestas. Aunque seguía encadenado
dentro de la "caverna" de Platón, empezó a girar la cabeza hasta que
encontró la Luz.
La luz no es otra cosa que el Conocimiento. El único punto de
referencia que puede ayudar al Hombre Común a convertirse en Hombre de
Conocimiento, es decir, a ver el mundo de forma distinta, a darse
cuenta que está dormido y encadenado detrás de una barrera racional que
le hace confundir la realidad con una mera representación de ésta.
|
| r a nadie, en cualquier caso, puede dar la teoría y las
prácticas para que otra persona llegue a experimentarlo por sí misma.
Esa es la finalidad de una Escuela de Conocimiento: dar los medios
para que cada uno encuentre la verdad dentro de sí mismo.
Cuando uno empieza a tener las claves, se da cuenta de que realmente
el Conocimiento es universal y que es tan antiguo como el Mundo;
porque está presente en todas las culturas y en todas las épocas.
Podemos ver los mismos símbolos en Egipto que en una catedral gótica,
en una escultura griega que en una pirámide de la cultura Maya, Azteca
o Incas, o en el Tibet, en la India o en China, etc.… incluso en la
Biblia y el Antiguo Testamento existen los mismos símbolos que en el
Corán, la Thorá o que en las palabras de Budha.
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El Camino del Conocimiento
Iniciar el Camino del Conocimiento, implica empezar a
rebelarse contra el estado en que nos encontramos. Se trata de iniciar
una revolución contra todo lo establecido, pero no afuera, sino
dentro de nosotros; este es el gran secreto.
Hay mucha gente que se da cuenta de como está el mundo, y sienten esa
necesidad de rebelarse, de cambiar las circunstancias, pero canalizan
mal esa rebeldía y enfocan todo su esfuerzo hacia afuera, se afilian a
tal o cual grupo, o simplemente deciden vestir de determinada manera
para mostrar su disconformidad con lo establecido, y está bien, no es
que estemos en contra de eso, podrán ayudar a alguna causa concreta,
pero jamás lograrán de verdad, cambiar el fondo de la cuestión, es
decir a sí mismos.
Hay una ley cósmica, conocida como la "Ley de Analogías", que dice que
como es adentro es afuera y como es arriba es abajo, es decir que el
estado actual del planeta, no es más que el reflejo del interior de
cada uno de los individuos que lo habitamos, y de la misma manera
nuestro entorno más cercano no es más que el reflejo de nuestro
interior.
Por lo tanto, para cambiar el mundo, es necesario que todos sus
habitantes o gran parte de ellos, cambien internamente. De hecho
existen experiencias al respecto. A veces se han hecho experimentos en
los que determinados grupos han estado haciendo trabajos conjuntos de
meditación durante unos días, y en esa ciudad ha bajado el número de
actos delictivos, por ejemplo.
Así pues, para cambiar nuestro mundo, hay que empezar por cambiarse a uno mismo.
Y pueden estar seguros que cuando uno empieza a transformarse, cambia
su estado interior, cambia su vibración energética, aumenta su nivel
de Ser y en consecuencia se empiezan a generar y a atraer
circunstancias nuevas afines a su nuevo estado.
Es cierto que cambiarse a sí mismo no es cosa fácil, pero está al
alcance de cualquier persona que anhele hacerlo. A partir de ahí, solo
se requiere de otra cosa más: adoptar la Actitud del Guerrero.
Para convertirse en Hombre de Conocimiento se necesita ser guerrero, revolucionario.
Se trata de empezar a liberarse de las cadenas de las que habla Platón y salir de la caverna.
Pero cuando uno elimina su "programa psicológico", ya no hay nada que
le dicte cómo tiene que actuar, ni qué tiene qué pensar, ni qué tiene
que sentir; uno empieza a ser libre, y eso no es sencillo, ya que
implica pensar por uno mismo, tomar decisiones.
Por lo tanto asumir la responsabilidad hasta la última consecuencia de
esas decisiones, y para eso se necesita ser osado y valiente.
Ser guerrero no define ninguna característica externa, no tiene nada
que ver con la edad, ni con el sexo, ni con el aspecto físico. Puede
serlo una dulce abuela de 70 años, o un joven de 16. Ser guerrero es
una actitud, es una resolución interior, es un modo de vida.
Se trata de tomar el compromiso con uno mismo. Y solo con eso, ya se empiezan a mover cosas y a generar circunstancias nuevas.
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El camino del conocimiento, como cualquier otro
camino de espiritualidad, es ya de por sí radical y exigente como para
poder seguirlo a la fuerza, contra voluntad. Se podrá seguir, y muchos
mal dirigidos así lo intentan, pero no dará los frutos prometidos. El
camino quedará en pura ascesis, en moral, pero no llevará al
conocimiento. Don Juan Matus es de claridad meridiana a este respecto:
"Cualquier opción es un camino entre cantidades de caminos. Por eso
debes tener siempre presente que un camino es sólo un camino; si
sientes que no deberías seguirlo, no debes seguir bajo él bajo ninguna
condición.
Para tener esa claridad debes llevar una vida disciplinaria. Sólo
entonces sabrás que un camino es nada más que un camino, y no hay
afrenta, ni para ti ni para otros, en dejarlo si eso es lo que tu
corazón de dice.
Tu decisión de seguir en el camino o de dejarlo debe estar libre de
miedo y de ambición. Mira cada camino de cerca y con intención.
Pruébalo tantas veces como consideres necesario. Luego hazte a ti
mismo, y a ti solo, una pregunta. Es una pregunta que sólo se hace un
hombre muy viejo. Mi maestro me habló de ella una vez cuando yo era
joven y mi sangre era demasiado vigorosa para que yo la entendiera.
Ahora si la entiendo. Te diré cual es: ¿tiene corazón este camino?
Si la respuesta es no, tu mismo lo sabrás y deberás entonces escoger
otro camino. Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ningún lado.
Puedo decir que en mi propia vida he recorrido caminos largos, largos,
pero no estoy en ninguna parte. Ahora tiene sentido la pregunta de mi
benefactor. Si tiene corazón, el camino es bueno; si no, de nada sirve.
Aunque ningún camino lleve a ninguna parte, unos tienen corazón y
otros no. Unos hacen gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con
él. Otros te harán maldecir tu vida. Unos te hacen fuerte; otros te
debilitan.
Cualquiera puede saber si un camino tiene corazón o no. El problema es
que nadie se hace la pregunta y cuando uno por fin se da cuenta de que
ha tomado un camino sin corazón, el camino está ya a punto de matarlo.
En estas circunstancias muy pocos hombres puede pararse a considerar, y
más pocos aún pueden dejar el camino."
"Las enseñanzas de Don Juan"
"Siempre hay que escoger el camino con corazón para estar lo mejor
posible, quizá para poder reír todo el tiempo." Y para escogerlo tiene
que estar libre de ambición y de miedo. Para una vez escogido,
recorrerlo con corazón: un camino de corazón y con corazón.
No es el camino en sí lo que es importante. Cualquier camino no será
nada más que un camino entre cantidad de caminos. Al final de cuentas un
camino es un método, una disciplina, un comportamiento, hasta el punto
que cualquier cosa puede ser un camino. Y en tal sentido, todos los
caminos son iguales, en sí mismos considerados no llevan a ninguna
parte. Son lo que son, y nada más: puros medios. El secreto está en que
el camino sea sabio y adecuado para uno, tenga corazón, y en la forma de
seguirlo, con sobriedad y serenidad, sin tensión, morbidez ni
obsesiones. Aún el mejor camino, vivido con ansiedad y preocupación,
resulta una trampa. El camino del conocimiento es el camino por
excelencia de la sobriedad. Y la sobriedad no es otra cosa que la
realidad tal cual es. Cualquier cosa que se le añada termina sobrando
porque la impide.
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EL HOMBRE DE CONOCIMIENTO
1. El Conocimiento
2. El Camino del Conocimiento
3. Camino con corazón
4. Los cuatro enemigos del Hombre de Conocimiento
"Ser
Hombre de Conocimiento no es un fin, es un proceso. Uno no es nunca en
realidad un Hombre de Conocimiento. Más bien, uno se hace Hombre de
Conocimiento por instantes muy cortos. Un Hombre de Conocimiento es
alguien que ha seguido de verdad las penurias de aprender. Un hombre
que, sin apuro, sin vacilación ha ido lo más lejos que puede en
desenredar los secretos del poder y del Conocimiento. Un hombre va al
saber como a la guerra: bien despierto, con miedo; con respeto y con
absoluta confianza. Ir en cualquier otra forma al saber o a la guerra
es un error, y quien lo comete vivirá para lamentar sus pasos. El miedo
es el primer enemigo natural que un hombre debe derrotar en el camino
del saber.
Lo malo de
hacer preguntas es que lo que queremos averiguar nunca se revela cuando
uno lo pide. Podemos saber sin palabras o incluso sin pensamientos. El
conocimiento y el lenguaje son cosas separadas. No estamos acostumbrados
a esta clase de vida; por eso las señales se nos escapan.
El
hombre se ocupa demasiado de si mismo. Ese es el problema. Y eso
produce una tremenda fatiga. Uno ha de buscar y ver las maravillas que
le rodean. Caso contrario se cansara de mirarse a si mismo, y el
cansancio le hará sordo y ciego a todo lo demás."
El ego nos ha vuelto mecánicos. Las reacciones ante las impresiones que
nos llegan, son totalmente mecánicas, porque así es como estamos
"programados". Somos criaturas cargadas de hábitos y rutinas. Asimismo
nuestro entorno social nos hace creer que somos libres, si bien en
realidad no lo somos tanto, porque pocas veces podemos decidir por
nuestra cuenta.
Hay demasiados elementos dentro de nuestra psicología que condicionan
nuestra conducta; demasiadas ideas preconcebidas enquistadas dentro de
nosotros, acerca de lo que nos rodea, de lo que somos, de lo que nos
gustaría ser; y eso nos impide ver la realidad y expresarnos de manera
natural.
No es muy difícil darse cuenta de ello por uno mismo; basta con
auto-observarse un poco durante el día, para estudiar las reacciones
que tenemos. Podremos ver entonces, que en la mayoría de situaciones,
aunque aparentemente parece que escogemos libremente el actuar de una
forma u otra, veremos que hay algo dentro de nosotros que condiciona
nuestros actos. Si nos fijamos veremos que no siempre hacemos ni
pensamos lo que queremos.
Esta es la manera como vivimos; como vive el Hombre Común; como una
marioneta gobernada por toda esa carga que llevamos en nuestro
interior, es decir por el Ego, que se constituye de nuestros miedos,
culpabilidades, codicia, ira, envidia, orgullo, lujuria, etc. ... e
innumerables defectos más que tienen atrapada a nuestra esencia más
pura, la Conciencia.
Todo eso conlleva muchas tensiones, sufrimientos, incongruencias
internas. A menudo nos encontramos que estamos haciendo algo, pero
entonces entra la mente y nos dice que deberíamos estar haciendo otra
cosa y mientras, el cuerpo está deseando hacer otra distinta. Al final
el desgaste energético es enorme.
Podremos darnos cuenta de que no hay una uniformidad absoluta dentro de nosotros, un equilibrio, una autoridad interna.
¿Porque
no podemos dejar de pensar? ¿Por qué no somos coherentes, y ahora
pensamos una cosa y a los cinco minutos lo vemos de forma distinta? Pues
porque en realidad, no somos una unidad. Hay miles de elementos en
nuestro interior, que piensan, sienten y actúan por nosotros.
Pero existe la posibilidad de cambiar. Se puede dejar de transitar por
la vida con la conciencia dormida; se puede dejar de ser un hombre
común para convertirse en Hombre de Conocimiento.
El Hombre de Conocimiento es aquel que un buen día, oyó a su Conciencia
que le susurraba a su corazón que había cosas que no encajaban con la
descripción que tenía del mundo. Es aquel que al darse cuenta de que
vivía experiencias que no eran compatibles con su "programa
psicológico", empezó a plantearse si existirían respuestas para tantos
misterios.
Entonces empezó a buscar esas respuestas. Aunque seguía encadenado
dentro de la "caverna" de Platón, empezó a girar la cabeza hasta que
encontró la Luz.
La luz no es otra cosa que el Conocimiento. El único punto de
referencia que puede ayudar al Hombre Común a convertirse en Hombre de
Conocimiento, es decir, a ver el mundo de forma distinta, a darse
cuenta que está dormido y encadenado detrás de una barrera racional que
le hace confundir la realidad con una mera representación de ésta.
El Camino del Conocimiento
Iniciar el Camino del Conocimiento, implica empezar a
rebelarse contra el estado en que nos encontramos. Se trata de iniciar
una revolución contra todo lo establecido, pero no afuera, sino
dentro de nosotros; este es el gran secreto.
Hay mucha gente que se da cuenta de como está el mundo, y sienten esa
necesidad de rebelarse, de cambiar las circunstancias, pero canalizan
mal esa rebeldía y enfocan todo su esfuerzo hacia afuera, se afilian a
tal o cual grupo, o simplemente deciden vestir de determinada manera
para mostrar su disconformidad con lo establecido, y está bien, no es
que estemos en contra de eso, podrán ayudar a alguna causa concreta,
pero jamás lograrán de verdad, cambiar el fondo de la cuestión, es
decir a sí mismos.
Hay una ley cósmica, conocida como la "Ley de Analogías", que dice que
como es adentro es afuera y como es arriba es abajo, es decir que el
estado actual del planeta, no es más que el reflejo del interior de
cada uno de los individuos que lo habitamos, y de la misma manera
nuestro entorno más cercano no es más que el reflejo de nuestro
interior.
Por lo tanto, para cambiar el mundo, es necesario que todos sus
habitantes o gran parte de ellos, cambien internamente. De hecho
existen experiencias al respecto. A veces se han hecho experimentos en
los que determinados grupos han estado haciendo trabajos conjuntos de
meditación durante unos días, y en esa ciudad ha bajado el número de
actos delictivos, por ejemplo.
Así pues, para cambiar nuestro mundo, hay que empezar por cambiarse a uno mismo.
Y pueden estar seguros que cuando uno empieza a transformarse, cambia
su estado interior, cambia su vibración energética, aumenta su nivel
de Ser y en consecuencia se empiezan a generar y a atraer
circunstancias nuevas afines a su nuevo estado.
Es cierto que cambiarse a sí mismo no es cosa fácil, pero está al
alcance de cualquier persona que anhele hacerlo. A partir de ahí, solo
se requiere de otra cosa más: adoptar la Actitud del Guerrero.
Para convertirse en Hombre de Conocimiento se necesita ser guerrero, revolucionario.
Se trata de empezar a liberarse de las cadenas de las que habla Platón y salir de la caverna.
Pero cuando uno elimina su "programa psicológico", ya no hay nada que
le dicte cómo tiene que actuar, ni qué tiene qué pensar, ni qué tiene
que sentir; uno empieza a ser libre, y eso no es sencillo, ya que
implica pensar por uno mismo, tomar decisiones.
Por lo tanto asumir la responsabilidad hasta la última consecuencia de
esas decisiones, y para eso se necesita ser osado y valiente.
Ser guerrero no define ninguna característica externa, no tiene nada
que ver con la edad, ni con el sexo, ni con el aspecto físico. Puede
serlo una dulce abuela de 70 años, o un joven de 16. Ser guerrero es
una actitud, es una resolución interior, es un modo de vida.
Se trata de tomar el compromiso con uno mismo. Y solo con eso, ya se empiezan a mover cosas y a generar circunstancias nuevas.
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El camino del conocimiento, como cualquier otro
camino de espiritualidad, es ya de por sí radical y exigente como para
poder seguirlo a la fuerza, contra voluntad. Se podrá seguir, y muchos
mal dirigidos así lo intentan, pero no dará los frutos prometidos. El
camino quedará en pura ascesis, en moral, pero no llevará al
conocimiento. Don Juan Matus es de claridad meridiana a este respecto:
"Cualquier opción es un camino entre cantidades de caminos. Por eso
debes tener siempre presente que un camino es sólo un camino; si
sientes que no deberías seguirlo, no debes seguir bajo él bajo ninguna
condición.
Para tener esa claridad debes llevar una vida disciplinaria. Sólo
entonces sabrás que un camino es nada más que un camino, y no hay
afrenta, ni para ti ni para otros, en dejarlo si eso es lo que tu
corazón de dice.
Tu decisión de seguir en el camino o de dejarlo debe estar libre de
miedo y de ambición. Mira cada camino de cerca y con intención.
Pruébalo tantas veces como consideres necesario. Luego hazte a ti
mismo, y a ti solo, una pregunta. Es una pregunta que sólo se hace un
hombre muy viejo. Mi maestro me habló de ella una vez cuando yo era
joven y mi sangre era demasiado vigorosa para que yo la entendiera.
Ahora si la entiendo. Te diré cual es: ¿tiene corazón este camino?
Si la respuesta es no, tu mismo lo sabrás y deberás entonces escoger
otro camino. Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ningún lado.
Puedo decir que en mi propia vida he recorrido caminos largos, largos,
pero no estoy en ninguna parte. Ahora tiene sentido la pregunta de mi
benefactor. Si tiene corazón, el camino es bueno; si no, de nada sirve.
Aunque ningún camino lleve a ninguna parte, unos tienen corazón y
otros no. Unos hacen gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con
él. Otros te harán maldecir tu vida. Unos te hacen fuerte; otros te
debilitan.
Cualquiera puede saber si un camino tiene corazón o no. El problema es
que nadie se hace la pregunta y cuando uno por fin se da cuenta de que
ha tomado un camino sin corazón, el camino está ya a punto de matarlo.
En estas circunstancias muy pocos hombres puede pararse a considerar, y
más pocos aún pueden dejar el camino."
"Las enseñanzas de Don Juan"
"Siempre hay que escoger el camino con corazón para estar lo mejor
posible, quizá para poder reír todo el tiempo." Y para escogerlo tiene
que estar libre de ambición y de miedo. Para una vez escogido,
recorrerlo con corazón: un camino de corazón y con corazón.
No es el camino en sí lo que es importante. Cualquier camino no será
nada más que un camino entre cantidad de caminos. Al final de cuentas un
camino es un método, una disciplina, un comportamiento, hasta el punto
que cualquier cosa puede ser un camino. Y en tal sentido, todos los
caminos son iguales, en sí mismos considerados no llevan a ninguna
parte. Son lo que son, y nada más: puros medios. El secreto está en que
el camino sea sabio y adecuado para uno, tenga corazón, y en la forma de
seguirlo, con sobriedad y serenidad, sin tensión, morbidez ni
obsesiones. Aún el mejor camino, vivido con ansiedad y preocupación,
resulta una trampa. El camino del conocimiento es el camino por
excelencia de la sobriedad. Y la sobriedad no es otra cosa que la
realidad tal cual es. Cualquier cosa que se le añada termina sobrando
porque la impide.