Cuando
evocamos la fuerza solar y la enviamos al sistema central, inunda
cada centro, al atravesarlo con su poder. Entonces queda bajo nuestro
dominio; lo cual nos pone dentro de nuestra administración una
especie de universidad, que representa un período definido de
nuestra evocación. Cada centro tiene tal experiencia, acumulada para
nuestro uso, y nos lleva a su período, sea pasado o futuro; por
cuanto la historia del mundo, vista interiormente, representa sólo
un momento. Cada centro representa un período de experiencia; esto
significa una serie de encarnaciones para un propósito
determinado.
Cada centro tiene siete puertas, y cada
puerta nos une con uno de los siete atributos del Intimo.
Con
el tiempo, el hombre se dará plena cuenta del significado de
nuestras grandes religiones, en lo que respecta a nuestras esferas
internas del ser.
El hombre externo se puede muy bien
comparar a un ingeniero, trabajando para producir un potente átomo,
que desarrollará la sabiduría de su propia creación.
Una
característica de esta nueva Era será mostrar al hombre el otro
lado de su carácter; el de su naturaleza secundaria.
Al
despertar nuestra fuerza solar, impregna cada átomo y cada célula
de nuestro cuerpo, a medida que se eleva. Esto trae nueva vida y
vitalidad a todo. En el misticismo cristiano, éste es el significado
del descenso de la conciencia crística al hombre. Los yoguis
invierten el término, y dicen que nosotros debemos elevarnos a
ella.
Los místicos primitivos hablan, constantemente, de
haber tenido grandes iluminaciones; daban, así, a entender que
tenían momentos en que, cuanto les rodeaba irradiaba luz y
amor.
Uno puede hacer, a los místicos, muchas preguntas;
pero rara vez obtiene mucha información.
Ellos pueden
alcanzar estados momentáneos de bienaventuranza, en los cuales el
yogui permanece durante horas; esto les estimula rogar por este
estado visionario. San Agustín afirma que lo alcanzó tres
veces.
Así como se enseña al estudiante qué es lo que
debe esperar, al entrar en la conciencia de su sistema secundario,
también se le ha de enseñar qué ha de esperar, cuando entre en su
sistema central; porque la energía solar tiene su propia envoltura,
lo mismo que la de otros varios sistemas solares y lunares, y es
necesario ponerse en contacto con sus inteligencias; pues el
estudiante debe analizar las sutilezas de sus vibraciones y
sumergirse en sus atmósferas.
No llegamos a perfeccionar
una sustancia capaz de vibrar en armonía con la conciencia del
Intimo, hasta que hemos desarrollado un instrumento capaz de
registrarla y relacionar esa conciencia con nuestro plano objetivo.
Porque, cuando entramos en nuestro sistema central, sólo podemos
ponernos en contacto con su división más baja y despertar nuestros
centros inferiores; no el más elevado, llamado el “Loto de Mil
Pétalos” por los yoguis orientales. Cuando, mediante el empleo de
la fuerza solar, podemos evocar los átomos del Intimo, podemos
alcanzar la conciencia del mismo.
Mediante el empleo
erróneo de invocaciones sonoras, y durante los despertamientos
religiosos de carácter emocional, las gentes llegan,
inconscientemente, a evocar respuesta de varias clases de energía
atómica, en el sistema seminal; especialmente en los ritos Voodoo,
sabemos de gente que habla en muchos idiomas. Aún entre las más
sofísticas comunidades de los Shakers de Nueva Inglaterra, hay
miembros que, en sus éxtasis religiosos, simulan a los pieles rojas
y hablan el idioma de éstos. Esto es, a veces, una especie de
obsesión, aunque no siempre; hemos presenciado cosas parecidas en
médiums de trace; pero hay una línea divisoria entre expresarse en
diferentes lenguas y la obsesión.
Entre los ocultistas,
se desarrolla, con frecuencia, este poder, llamado Don de Lenguas;
aunque, al principio, parece ser subconsciente. Un gran Iniciado
puede hacer que este poder nazca en sus discípulos; está latente en
el sistema seminal y actúa sobre los órganos de la palabra.
Los
distinguidos miembros de la gran cadena atlante de mentes iluminadas
poseen este don, y pueden hablar con cualquiera, sin la menor
vacilación. Pero nosotros no tenemos la conciencia para recordar
nuestros días e idiomas pasados, aunque se nos dice que, cuando nos
hayamos desarrollado este don volverá a ser nuestro. Por eso, el
estudiante debe relacionarse con estas estructuras atómicas, que
poseen el don de devolverle estas posesiones ocultas; el don de la
palabra será esencial para el estudiante, al pasar por las
diferentes etapas de su desenvolvimiento.
La Naturaleza
tiene un lenguaje común, hablado por los iniciados y, con el tiempo,
toda la humanidad volverá a emplearlo. Cuando ya no construyamos
nuestras torres de Babel, sino que tratemos de recuperar la respuesta
de la Naturaleza, hablaremos su lenguaje y, como Apolonio,
conversaremos con los animales. El mago de los planos sutiles emplea
una nota, que resuena como un rugido terrorífico, como si el
universo entero vibrara. El estrépito cesa, entonces, y él juega
con esta nota, acentuando ciertas vocales y, en el silencio, resuena
un sonido metálico. Esto nos demuestra que la Naturaleza responde de
manera audible al mago; pero si la nota no se entona correctamente,
la Naturaleza no responde.
Estos magos nos enseñan cómo
orar con poder, y podemos ver cómo un pensamiento o una palabra se
forman en un cuerpo compuesto, y cómo emiten su nota, su color y su
vibración.
De esta manera, aprendemos que, un pensamiento
enviado es como una semilla, que germina y atrae a su alrededor a
otros pensamientos de su mismo carácter. Si podemos impedir que esta
imagen se desintegre, nos devolverá la substancia de inteligencia,
que nuestro pensamiento ha expresado. De esta manera, reciben
contestación a sus preguntas las grandes mentes aspirantes, como la
del profesor Einstein y otros. Hombre alguno, sin un elevado ideal
espiritual, puede recibir información de valor para la humanidad, y
que estimule a otras mentes.
Cuanto más se acerca uno a
su Intimo, mayor es la expresión de la enseñanza de éste para el
hombre. Emerson y Carlyle, a quienes mencionamos de nuevo, fueron de
los pocos que trabajaron desde los planos internos y, con frecuencia,
llevaron la antorcha de divinidad a otras mentes. Pero hoy, los
átomos del Enemigo Secreto son tan poderosos, que pocas mentes son
lo suficiente fuertes para pensar; porque sus pensamientos son
desintegrados inmediatamente por esta atmósfera exterior. Quien
pueda conseguir la virtud de un pensamiento, lo sitúa en su sistema
secundario; de esta manera, escapa de la ilusión de este mundo.
Adonde las gentes miran, allí sitúan sus mentes; como
ordinariamente, sus ojos están en este mundo objetivo, sus
pensamientos son fácilmente perturbados.
En nuestras
escuelas internas, nos damos cuenta del por qué se representa a la
Justicia con una venda en los ojos. Se nos dice que, en un remoto
futuro, nuestros jueces serán hombres que nacieron ciegos.
En
el Testamento Atlante del Saber, aprendemos: “A medida que ares, te
vendrá el deber de sembrar para quienes no pueden trabajar ni arar
la tierra”.
Los átomos en el flúido seminal son de
tipos diferentes, y representan evoluciones o desenvolvimientos
distintos del mundo. En épocas pasadas, evolucionamos a través de
otros períodos solares; estas otras energías se agregan a la
energía compuesta del fuego solar, la cual, una vez despertada y
libertada, también despierta estos muy diferentes períodos solares
y lunares, que ahora están fuera del alcance de la conciencia
normal. Cuando, por medio de nuestra práctica, nos unimos a las
vibraciones de esos períodos, dirigimos su poder al conducto seminal
y, de éste, a nuestro sistema espinal central; al hacer esto, nos
sentimos dominados por el gozo, porque hemos puesto en libertad a los
átomos solares aprisionados, para que puedan volver a su propia
fuente.
Cuando podemos llevar el elemento de fuego a la
atmósfera de los obreros del átomo Nous, que nos han servido
fielmente, elevamos la conciencia de los mismos.
Hay en el
sistema seminal un guardián atómico, el cual registra nuestros
pensamientos dirigidos al Intimo. Cuando el Enemigo Secreto trata de
verter por sus intersticios un flúido argentado colectivo, que nos
hace conscientes de su actividad maligna, el guardián nos protege
contra la contaminación de los sirvientes de este poder maligno. El,
también, utiliza esta energía para abrir la puerta, que conduce a
nuestro sistema central. Esta energía es la contraparte superior o
destilación de nuestro poder seminal de crear; es, también, la
energía que, con su atmósfera, protege a la Serpiente Durmiente.
Esta evita que sea dirigida por el Enemigo Secreto; aunque este
guardián atómico obedecerá al estudiante, sea que lo dirija al
bien o al mal.
Todo esto ha de hacerse bajo la guía de un
instructor y no con fines egoístas. Salvo que el estudiante aspire a
lo más elevado, tal energía hará de él una bestia, en vez de un
hombre divinamente iluminado. Nuestro sistema seminal, posee, tanto
nuestros átomos más sagrados, como los átomos de naturaleza más
degradada y destructiva. De ahí, el antiguo dicho hermético:
“Donde
la luz es más brillante, encontrarás las honduras más profundas de
la sombra”.
La inteligencia más baja en el sistema
seminal posee la sabiduría más inmunda, que la ingenuidad humana
pueda concebir; si se desarrolla, engendrará en nosotros sus
pasiones y deseos; porque podemos heredar la inmundicia de nuestros
viejos días, cuando éramos ignorantes y toscos y más bajos que el
reino animal presente. Se ha de despertar el lado superior de esta
energía. Una vez conseguido esto, podemos imponernos al lado
inferior de nuestra inteligencia y sabiduría, lo mismo que a un
período de conciencia, en que, como ángeles desprovistos de todo
sentido moral, subsistíamos en el universo sideral y no estábamos
sujetos a encarnación. Estos fueron los ángeles mencionados en la
Biblia, los cuales vinieron a esta tierra y fueron conscientes de sus
hermosas mujeres. Esto no quiere decir que fuéramos los seres
luciferianos, que rigieron sobre los reinos inferiores; sino ángeles
llevados a observar las condiciones de la tierra y ayudarla. Estos se
casaron con las hijas de hombres, y enseñaron las artes al hombre;
porque había gigantes en aquellos tiempos.
Antes de que
podamos utilizar, correctamente, nuestra energía solar, debemos
pasar por un curso preparatorio de Yoga, acerca del cual ya hemos
escrito. Hemos de volver a experimentar los méritos y desméritos de
nuestras vidas pasadas. A medida que aspiramos, este guardián nos
ayuda, reuniendo en su atmósfera átomos de la naturaleza más
elevada; éstos liberan, en nuestro interior, el poder de entrar en
un estado de beatitud, en el cual obtenemos la sagrada visión.
Los
signos zodiacales de Cáncer y Capricornio representan la primera
manifestación de nuestro universo material, antes de que
evolucionáramos por el mundo del aliento, luego, por el mundo de la
forma, y después, por el mundo físico. Es al objeto de retornar a
la primera manifestación de nuestro universo, que aspiramos a poseer
estos átomos puros, los cuales, finalmente, nos ayudarán a volver a
entrar en el mundo de nuestro Intimo o mundo del aliento.
Mediante
la práctica de Yoga, podemos realizarlo y hacer nacer en nosotros
las substancias atómicas que, debido al fracaso, nos fueron
retiradas, al desarrollar nuestro cuerpo sexual.
Esto está
representado por el signo más bajo del zodíaco.
Al
entrar en el mundo de aliento del Intimo, nos encontramos sin forma,
más allá de la vida, tal como la entendemos, sin un cuerpo sexual;
solos y, sin embargo, no estamos solos, en medio de un vapor de fuego
y de radiación. Este estado de beatitud está más allá de toda
comprensión humana. En este estado, el estudiante alcanza la
comprensión de su Intimo. A esto se lo llama: “El vuelo del
Solitario al Solitario”.
En este sistema seminal, los
átomos avanzados emigran a la corriente sanguínea y son captados en
el Escudo de Plata. Como estos átomos poseen la atmósfera del
Intimo, pueden, en respuesta a su inteligencia, formar un canal, por
medio del cual nuestro átomo Arquitecto nos da a conocer su plan.
Podemos alcanzar la unión con nuestro Intimo por medio de nuestra
energía solar; pero, para conseguir esto, hemos de proveer los
medios. Esto se hace elevando nuestra energía oculta a su verdadero
tono y, al dirigirla hacia arriba, se le da energía adicional, a
medida que atraviesa cada centro y libera sus propiedades latentes.
De esta manera, su voltaje aumenta de centro a centro, produciendo,
para nosotros, una sutil energía oculta, no igualada por todo cuanto
los cientistas han descubierto. Esta es la energía del Intimo, que,
más tarde, tratamos de unir a la conciencia cósmica de la Realidad.
Quienes han llegado a ser uno con esta conciencia superior, o sea la
conciencia crística en la Naturaleza, son los grandes Iniciados.
Si
llegamos a ser uno con la energía determinativa de la Naturaleza,
podemos, entonces, Determinar la actividad del pensamiento; los
pensamientos son Cosas, que podemos emplear para relacionarnos con
nuestro Intimo. La Naturaleza tiene sus soberanos que nos obedecerán;
cuando aspiramos a nuestros propios reinos en la Naturaleza,
descubrimos que podemos mandar a grandes administradores cuya función
consiste en obedecernos; si los empleamos según la Ley demanda,
podemos utilizar ciertos poderes; si nuestros pensamientos van
precedidos por la energía determinativa de la Naturaleza, se
convertirán en entidades poderosas y vitales; porque los hemos
protegido con un escudo elemental, y la oposición será impotente
para desintegrarlos e impedir que alcancen su finalidad. Esto se
conoce como pensamiento determinativo.
La energía cósmica
que, en la actualidad, penetra en el mundo, posee este elemento
determinativo.
Este tratamos de conseguirlo para
convertirnos en su instrumento, lo mismo que harán las generaciones
futuras.
La energía determinativa, que precede a un
pensamiento, es la corriente que da al mismo su apariencia objetiva,
la cual un estudiante desarrollado puede ver y analizar. Tal
pensamiento sólo se puede ver cuando esta energía le precede.
Los
pensamientos se desintegran rápidamente, si no están mantenidos
juntos por el poder positivo del pensador; mucha gente desconoce sus
poderes; ignoran que poseen esta fuerza determinativa; que sus
pensamientos pueden penetrar en nuestro mundo de ilusión e implantar
una imagen mental en nuestro sistema seminal. Este pensamiento es
entonces analizado y enviado a nuestras células cerebrales, y
podemos verlo tal como nos ha sido enviado; porque, en la envoltura
de la atmósfera, queda su impresión elemental, y los átomos del
Enemigo Secreto y la oposición de la atmósfera del mundo no pueden
impedir que tal onda mental haga resonar su característica, y
expresarse en alguna caja sonora, a tono con su vibración. De manera
que, tenemos el poder de revestir el pensamiento con una energía,
que no puede ser desintegrada por la oposición de este mundo. Hasta
tanto hemos construído nuestro Escudo de Plata, carecemos de
instrumento transmisor, para relacionar el pensamiento determinativo
de la Naturaleza con el cerebro;
de consiguiente, los átomos
transformadores de nuestro conducto seminal registran sus vibraciones
en el cerebro. Pero cuando el Escudo de Plata está construído,
abrimos una estación receptora que puede registrar la inteligencia
de la Naturaleza.
De ahí, encontramos que, cuando el
sistema seminal está obstruído o enfermo por átomos de naturaleza
animal, o que hemos infectado el conducto con enfermedades venéreas,
la enfermedad es llevada del conducto seminal a las fibras
cerebrales. (El cientista japonés, Noguchi, fué quien descubrió
este hecho particular). Tales enfermedades aparecen, casi
simultáneamente, en el cerebro y en los órganos sexuales. De ahí
la necesidad de mantener pura la corriente sanguínea, por medio de
la limpieza, y atrayendo átomos de vibración más
elevada.
Evocando la energía solar del hombre, nos
limpiamos de estas enfermedades; porque su fuego penetra en cada
elemento de nuestros cuerpos y mantiene pura la sangre.
Hay
porciones en nuestro cuerpo interior que no necesitan encarnar, para
adquirir sabiduría terrena y experiencia; ellas ya las han
alcanzado, y el estudiante ha de penetrar en la conciencia de las
mismas. Para conseguir este conocimiento, quedamos sujetos a la llama
encerrada en nuestro interior y al padre de la misma; o sea, el Sol
tras el Sol. En nuestro interior hay varios soles similares a nuestro
propio Sol y, una vez éstos se unen, dan nacimiento al Sol maestro,
la cumbre de nuestro plan cósmico.
Hasta ahora, nos hemos
desarrollado bajo dos fuerzas: la del átomo Nous y del átomo
Maestro de la mente. Estos nos han llevado a nuestros mundos internos
y, con la ayuda de los mismos, hemos evocado la energía de nuestra
propia fuerza solar, que nos une a nuestro sistema central de
inteligencia. Las fuerzas del sol y de la luna corren ahora paralelas
y, si hemos equilibrado estas energías, podemos entrar en nuestra
corriente interior, la cual despierta, cuando estas dos energías se
unen.
Existen dos nervios a cada lado de la columna
vertebral; uno lleva la fuerza solar, el otro la fuerza lunar. Ambos
son de naturaleza física. Estas corrientes son eléctricas y, una
vez unidas, dan nacimiento, en nuestra conciencia, a una tercera
energía que nos vincula con nuestro sistema central. Normalmente,
está en estado semi latente en nuestro cuerpo físico; pero las
fuerzas positiva y negativa la despiertan. Estas energías se unen en
el ápice de la espina dorsal, y allí es donde nace la tercera
corriente. Estas tres fuerzas nos dan el poder de evocar la llama
solar.
Esta ciencia podrá ser nueva para el mundo
occidental, pero es una ciencia muy antigua, conocida por los
iniciados.
Cuando nos sintonizamos con esta energía
solar, nos elevamos muy por encima de lo que el mundo llama
pensamiento; porque allí el Escudo de Plata se hace radiante con
esta energía, y su conciencia atómica se eleva al nivel del átomo
Maestro, dentro del mismo.
Cuando un iniciado aparece
como “revestido con el sol”, quiere decir que su Escudo de Plata
irradia esta luz interior.
El estudiante se acerca así a
la cumbre de su mundo interno, el cual posee la energía estática de
la fuerza supersolar, que atrae de sus órganos de generación.
Porque, en nuestro conducto seminal se encuentran semillas de poder y
de nobleza, que poseen la naturaleza de nuestro Creador. Estas
semillas son la energía conservada de la irradiación del sol, y han
sido colocadas en nuestro cuerpo físico, donde pueden crear o
destruir.
Restringiendo y conservando esta fuerza como
potente energía, ennoblecerá al estudiante; cuando se extrae,
evoca, en su cuerpo, a la Serpiente Dormida, acerca de la cual hemos
escrito.
Cuando esta fuerza sale del cuerpo por una
abertura en la cumbre de la cabeza, el hombre deja de ser prisionero
de este mundo de ilusión, y queda unido a su propio universo
central, en el que descubre que no es más que un fragmento de la
energía del sistema solar.
Es difícil describir esta
conciencia. En ella, no nos comunicamos por medio de la palabra
hablada, sino que se nos enseña por medio de sonidos, poseedores de
pensamiento, color y emoción. Por ejemplo, dése a un ciego una
rosa; él la conocerá como tal por el perfume, y éste llevará a su
mente el color y la imagen de la rosa. En esos planos, lo primero que
se ve es el alma de una cosa; luego se la reviste de forma, color e
inteligencia.
Hay en el sémen una esencia distintiva; la
cual, al abandonar su envoltura, es como luz solar vaporosa. Esta es
la energía del conducto seminal, que queda libre al morir el cuerpo;
sus átomos transformadores tienen la apariencia de un tridente,
similar al cetro de Neptuno.
Nos hemos ocupado de esto en
otra parte.
Este emblema es el símbolo de vida, según se
la conoce en otras esferas; porque simboliza la destrucción de la
materia y la eliminación de la ilusión de la mente; simboliza
también la energía solar del hombre, que éste emplea para
vitalizar sus propios poderes de creación.
Estos átomos
pueden libertarlo de este mundo de ilusión.
Este vapor de
los átomos transformadores, en conjunción con los de la misma
clase, atraídos al campo magnético de los órganos nasales,
producen una combinación de atributos físicos y mentales, en el
sémen, y nos proveen de un nutrimiento diferente al que recibimos
del alimento. Es gracias a estos átomos transformadores y a una
tercera clase que atraemos a nuestro sistema, que el Yogui es capaz
de ayunar y subsistir, con muy poco alimento. Este producto del
sistema seminal es el que da a la mente sus poderes de iluminación;
porque extraemos del mismo el sostenimiento y estímulo mental,
aparte de otras funciones que nos dan energía y sostén.
El
agotamiento excesivo del sistema seminal debilita la mente. La vida
cambiará, grandemente, cuando aprendamos a vivir a base de esta
potente fuerza.
Extracto de DIOSES ATOMICOS (LA
AURORA DE LA JUVENTUD)